La noche se perdía por un lugar cercado
aminoraba el aire su soplo en la materia
un olor a manzanas embriagaba el vacío
y en la luz de tus ojos se quemaba mi estrella.
No sabría expresarte la negrura del viento
duplicidad de sueños en formas contrapuestas
el bien y el mal combaten en círculos cerrados
donde no comprendemos que debemos amarnos.
Si la luz desvistiera los bordes del capricho
y estuvieran tus manos jugando entre mis dedos
no sería tan negra la noche de las pausas
porque son las tinieblas las que nos paralizan
las que instalan las sombras en nuestra incertidumbre
para que en el silencio se restauren los miedos...
©Julie Sopetrán