Y no
hay risa que rompa este sintiempo
por
donde viene el mar dándome vueltas;
son
brisas derretidas en el aire
gotas
del agua restallando besos.
Escucho
por la playa como voces
son
dos relinchos de caballo y yegua,
que
el agua despereza en las orillas
relamiéndose
el musgo de la tierra.
Son
los únicos ruidos que transitan
por
mis sueños. Reptan las caracolas
mansión
errante con la muerte acuestas.
Agua
y viento, los gritos de las olas
placeres deslizándose en mi cuerpo
como
esa fuerza libre entre la arena.
©Julie
Sopetrán
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