Foto: Julie Sopetrán
La muerte tiene un color
y la vida tiene dos
Si yo tengo más de tres
es porque ella tiene todos.
Dime, mujer ataviada
con tu rebozo ermitaño,
¿por qué la muerte hace daño
vistiendo tan adornada?
Cuando mira alrededor
ve la muerte en su color
y sabe, que es el amor
belleza de su mirada.
Verde, blanca encrucijada
donde entregas lo que das,
por donde vienes, te vas,
y en los colores del sol
recoges el uno, el dos
el negro, el morado, el vivo
que se apega a tu atavío
de azul, de blanco y de risa,
que al tropezar, con la prisa,
se desdibuja el tejido...
Lo que vale es lo sentido
de la cabeza a los pies
y da igual uno que tres
yo tengo amarillo, rojo
verde, anaranjado, gris
y ese tono de bis bis
que se pierde en el traspiés...
Lo esencial es la vivencia
la flor que brilla en la esencia
con eso, lo tienes todo;
la raíz crece en el lodo
cielo, tierra, algarabía
y el muertito allí enterrado
y el amor que se ha marchado
recuerdos de la alegría.
Un color, que es poesía
matiz para cualquier modo
donde lo expresamos todo.
©Julie Sopetrán
