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jueves, agosto 15

LOS NÚMEROS OCULTOS

 



Allí en lo más hondo del mar
juegan las manos
con el humo
de todos los cadáveres
quemados entre las algas
ellos ya no pueden juzgarnos
sigue
sigue cortando la noche con los labios
hasta que tus ojos se fundan con el tiempo
y la mirada sea ola
y el beso destruya los monstruos
que acechan el silencio
quieren beberse nuestra sangre
galopan los caballos por los fondos marinos
y atraviesan el espejo de Alicia
ese que da a los páramos abiertos
allí donde no hay puertas
y las esquinas tienen alas
y el polvo se ha petrificado
entre las piedras que ríen versos
los que salen de tus manos ya libres
mira la nieve el sol de madrugada
los muertos ya se han ido
y las trampas son para las liebres
que corren tras el sueño
entre los tulipanes
de ese jardín perdido
mira como los rayos mueven
la transparencia de los cristales
verás cómo los dedos de tus manos
perfuman las luces del poema
y flotan las palabras sobre el agua
cantan la soledad
no quieren que se pierdan
los números ocultos
de la música.

©Julie Sopetrán

4 comentarios:

  1. Hola, un poco triste el poema, siempre que se habla de muerte, jardines perdidos y mares profundos, la soledad anda por medio. También hablas de Alicia, ¿sabes que mi nieta se llama así?... Un abrazo poeta, en este tórrido verano, espero llegue pronto el otoño, época donde se duerme mejor...

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  2. Hola, Anónimo. Gracias por venir a leer mis poemas. Sí es un poco triste el poema. Pero es lo que hay. A veces tristeza, soledad... si analizamos un poco, todo está relacionado incluso con la fantasía de Alicia. No sabía que tu nieta se llama así, pero no me has dicho quien eres. De todas formas, gracias por tu lectura. Mi abrazo y feliz fin de semana.

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  3. El mar siempre atrapa lo funesto, aunque también es motivo de descanso y renuevo porque la sal todo lo purifica y regresa el germen renacido, le veo esa nueva floración que alimenta el espíritu creador de la poeta.
    Un abrazo

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    1. Así es, Meulen. El mar nos dice tantas cosas... y sólo mirarlo ya es un remanso para nuestro inquieto espíritu. Gracias, por tu lectura, un fuerte abrazo.

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