Guardemos el aliento para luego
cuando
vengan los versos
y con
sus manos dulces
nos
llenen de caricias
la piel
de nuestro ensueño.
Escóndete
en la risa de la luna creciente
que
deambula por los cuerpos
enamórate…
de las
pausas
y mira,
mira al cielo
mientras
sientes el tacto de la tierra
o el
pulso en la asonancia
de los
tiempos.
Guarda
para la noche las caricias:
fragmentos
de cadencias
que se
esconden y vuelven
para
formar el dístico.
Custodia
las hipérboles
exagera
la dicha en los acentos
que nos
dure el placer hasta mañana
cuando
el alba transcurra
por los
surcos abiertos
de nuestras emociones.
Con las
nuevas semillas
de ritmos y de verbos
crecerá
nuestra música
y si
algo se extraviara en las cadencias
ya no
importa
nos
quedan las palabras
y los sueños...
©Julie Sopetrán