Un día me amarás desde todos los huecos
y todas las distancias serán amaneceres
presencia de aleluyas, dimensiones profundas
y ese sabor a hogaza que se amasa en artesa.
Un día, cuando el horno se llene de emociones
y en la masa acaricies el mira bien del aire
te prendarás del oro cocido de los panes
y gustaremos juntos levadura y cantero.
Amasaremos toda la inquietud del encuentro
y en las noches sagradas de luna entre los chopos
sentiremos la tierra hasta prenderla fuego.
Un día, no habrá luna que ilumine el sembrado
y tú pondrás el alma en la cima más alta
y logrará la espiga dorarse entre tinieblas.
@Julie Sopetrán
De mi libro; Los cinceles del tacto (1985)