Anochecía
Las
nubes envolvían la acacia
las
aves dialogaban sueños
la
lluvia amenazaba
el arrullo de dos tórtolas
se
fue perdiendo entre las sombras
que
estrenaba la noche
en
mi ventana
quise
entender su idioma
traducir
su reclamo
saber
lo que decía
el
temblor de su canto…
…ya
era noche cerrada
escuchando zureos
los
sueños me arroparon
y
así quedé dormida
atrapada
en los ecos
del
canto de dos aves.
©Julie
Sopetrán
Tus poemas son muy lindos, Julie.
ResponderEliminarNo dejes de crearlos nunca.
Gracias, Enrique. Me lees con buenos ojos. Un abrazo.
ResponderEliminarMi querida poeta, Enrique sabe apreciar la belleza y ritmo de un poema. Enrique tiene algo más que buenos ojos. Enrique sabe que entrar a tu blog es certeza de calidad y perfección.
ResponderEliminarCuando terminé de leer tu poema mi querida Julie, todas las imágenes me quedaron rondando. Era sentir que había sido testigo de una parte de tu mundo, de las cosas que te rodean y, de lo generosa que habías sido al compartirlo. Eso es poesía. Esa maravillosa capacidad de crear belleza con cada cosa que acontece alrededor...en estos momentos, dos tórtolas ignoran que forman parte de un bellísimo poema.
Besos y abrazos mi querida maestra.
Gracias, Tatiana, tú sabes ver la belleza que acontece en lo más simple, en lo más sencillo. Tal vez es un poema flojo... sin demasiadas palabras o artificios lingüisticos, pero tiene el encanto de un momento que parece no tener importancia en estos tiempos tan sumidos en la inteligencia artificial... Recoger el arrullo de dos aves ¿qué importancia puede tener? Pero sí, es la poesía que podemos captar del instante. Gracias, amiga. Tú sí que eres poeta. Te digo como me dice a mi Enrique, "no dejes de crear nunca". Mi abrazo fuerte.
ResponderEliminarSentir a través de lo que nos dona la naturaleza enriquece al poeta sin dudas y se vacía en imágenes prometedoras , que avanzan en medio de la noche tranquila escuchando la lluvia y las aves que juntas al fin se duermen...
ResponderEliminarTengas siempre lindos momentos.
Abrazos.