Un golpe de martillo machaca las almendras
después crece el silencio de la sencilla casa;
el sueño planifica y el recuerdo repasa
son impactos y anhelos que en ilusión engendras.
Se amontonan las vainas cual si fueran ideas
y al separar el fruto de la cáscara rota
se interpone otra maña tan lejana y remota
que se rasga en el aire la imagen que deseas.
En todas esas cosas que pasan por tu mente
mientras las manos bregan su activa vehemencia
crea música el tacto, como una consecuencia
que acelera su ritmo en la almendra siguiente…
algo maravilloso sucede en la frecuencia
es lo que se separa, que a la sazón se siente.
©Julie Sopetrán