Allí en lo más hondo del mar
juegan, las manos
con el humo
de todos los cadáveres
quemados entre las algas
ellos, ya no pueden juzgarnos
sigue
sigue cortando la noche con los labios
hasta que tu ojo se funda con el tiempo
y la mirada sea ola
y el beso destruya los monstruos
que acechan el silencio
quieren beberse nuestra sangre
galopa tus caballos por los fondos marinos
y atraviesa el espejo como Alicia
ese que da a los páramos abiertos
allí donde no hay puertas
y las esquinas tienen alas
y el polvo se ha petrificado
entre las piedras que ríen versos
de tus manos ya libres
mira la nieve, el sol de madrugada
los muertos ya se han ido
y las trampas son para las liebres
que corren nuestro sueño
entre los tulipanes
de ese jardín perdido
mira como los rayos mueven
los dedos de tus manos
juguemos a las luces
del poema
para que no se pierdan
esos números ocultos
de la música.
juegan, las manos
con el humo
de todos los cadáveres
quemados entre las algas
ellos, ya no pueden juzgarnos
sigue
sigue cortando la noche con los labios
hasta que tu ojo se funda con el tiempo
y la mirada sea ola
y el beso destruya los monstruos
que acechan el silencio
quieren beberse nuestra sangre
galopa tus caballos por los fondos marinos
y atraviesa el espejo como Alicia
ese que da a los páramos abiertos
allí donde no hay puertas
y las esquinas tienen alas
y el polvo se ha petrificado
entre las piedras que ríen versos
de tus manos ya libres
mira la nieve, el sol de madrugada
los muertos ya se han ido
y las trampas son para las liebres
que corren nuestro sueño
entre los tulipanes
de ese jardín perdido
mira como los rayos mueven
los dedos de tus manos
juguemos a las luces
del poema
para que no se pierdan
esos números ocultos
de la música.
©Julie Sopetrán