Hay mares en mi cuerpo
llevándome a la orilla;
viejos acantilados
salpicados de espuma,
esponjas saturadas
secando su amargura
y una sirena al fondo
contemplando el paisaje.
Mientras voy navegando
se me ocurren los sueños,
los oasis de tierra,
los desiertos de agua
los inmensos amores,
las soledades dulces
y tantas, tantas veces
se me ocurren los sueños.
Son mares que me dejan
a la sazón vencida,
magullada de piedras
tiradas por el eco
de la falsa palabra,
del pasajero lazo
que se rompe, que chasca
hasta partir el aire
hasta sentir a trozos
la voz amartillada...
que me deja a la orilla
del mar y de la tierra.
Julie Sopetrán
De mi libro: Los cinceles del tacto.