Foto: Mary Andrade
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Con traje de faralaes
mantón y corte gitano;
La Flaca muestra su talle
que es a la vez mexicano.
De amarillo se ha vestido
la Calaca de mi barrio;
con el volante ceñido
y muy pintados los labios.
Sonríe de lado a lado
y nos enseña los dientes;
con los ojos sombreados
y las pestañas salientes.
Sombrero lleno de rosas
y melena sobre el hombro;
por donde pasa La Flaca
causa admiración y asombro.
Una sobrefalda negra
dos rosas en la cadera;
y si la miras de frente
no parece Calavera.
Qué tantito se ha pintado
si hasta sus uñas rosadas
hacen juego con las flores
donde se van las miradas.
Dedos largos, el escote
y el negro de su toquilla;
realzan el amplio escote
donde exhibe sus costillas.
Cuidando mucho su pose
y sin perder la ocasión;
La Catrina Garbancera
se dirige al Panteón.
Cuida el paso, luce cachas
mueve bien las posaderas;
y ajusta con buena traza
todas sus partes traseras.
Y así, vestida de otoño
y amarillo gatuperio;
la Calaca de mi barrio
se planta en el cementerio.
©Julie Sopetrán
Las calaveritas o calacas literarias están compuestas
por versos irreverentes, críticas irónicas, desenfados, descontento con lo que
ocurre a nuestro alrededor; es un canto picarón y se usan para manifestar lo
que sentimos y cómo vemos o nos relacionamos con la Muerte, llamada con mil
nombres diferentes, como La Pelona, La Huesuda, etc.. Las primeras calaveras se
publicaron en Jalisco, en Guadalajara de México, en 1849. Se las debemos a José
Guadalupe Posada que lo dio comienzo con sus extraordinarios dibujos de las
Catrinas. La fotógrafo Mary Andrade, es autora de las siguientes fotos
realizadas en distintos lugares de nuestros viajes a México. En dichas fotos me
he inspirado para unirme a la tradición mexicana. Deseo que os guste. Tanto las
fotos como los poemas aquí publicados, están registrados en la propiedad
intelectual, se pueden copiar siempre que mencionen a sus autores. Muchas
gracias.