Soy agua de afluente, remolino en remanso
bajo el arco de mira donde se adentra el fondo;
confluyo en un venaje que parece redondo
pero es sólo la forma que ilusiona el descanso.
El caudal de la sombra parece dulce y manso
pero allí donde fluye desboca lo más hondo;
a veces me sumerjo donde a la vez me escondo
no hago pie en la corriente: de bracear me canso.
Este sabor del agua me rezuma el reflejo
como un pulso de vida que me empujara a verte
entre cristales limpios que se vuelven espejo.
Te dibujo en las ondas sin dejar de quererte
es la lumbre del agua donde a solas me dejo
llevar a la cascada de un amor que es mi muerte.
©Julie Sopetrán
De mi libro: El agua que sangra
en Poesía Reunida - página 167