Danza de los viejitos en Pátzcuaro (México) Foto: Julie Sopetrán
¿Quién se olvida del espejo?
El viejo.
Cuando trastoca el revés
sólo es…
¿Y a quién le da su cariño?
Al niño.
Que detrás del desaliño,
dejadez y desengaño;
yo sé, por mis propios años
que el viejo, sólo es un niño.
©Julie Sopetrán
Estoy de acuerdo, el viejo que se retrotrae al niño. Me ha gustado.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura. Lo agradezco mucho. Mi abrazo.
EliminarGracias Julier por tus letras....le escribes a todo y con mucho sentimiento. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti, por leer lo que escribo. Y que no falte ese sentimiento en la poesía. Mi abrazo fuerte.
EliminarGracias, Taty. Así es. volvemos a la infancia. Te mando mi fuerte abrazo y agradecimiento por venir a leer. Besos.
ResponderEliminarBonito reclamo, Julie. Esos olvidados viejitos que lo dieron todo ... qué tiempos aquellos.
ResponderEliminarFeliz viernes.
Gracias, Enrique. Así es, con ese candor se vuelve a la infancia porque son vivencias inolvdables. Mi abrazo fuerte.
EliminarTal cual, Julie. Sabio ovillejo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael. Te mando mi abrazo y agradecimiento con mucho cariño.
EliminarGran verdad y precioso el ovillejo.
ResponderEliminarAbrazo Julie.
Joaquín, qué alegría verte por mi blog. Tus palabras siempre son una alegría para mí. Muchas gracias, poeta amigo. Mi abrazo fuerte.
ResponderEliminarHermoso Ovillejo! Abrazo y bendiciones.
ResponderEliminarMuchas gracias, agradezco mucho tu lectura. Mi abrazo.
EliminarYa vamos pa´allá ...jejeje
ResponderEliminarni modo ...tengo tías muy viejecitas y siempre es un gusto verlas afanar mejor que yo en la faena diaria que da hasta envidia...
Abrazos.