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viernes, septiembre 1

ESA BARCA

 


En la ternura encuentro lo que me hace soñar
fantasía en latido que alegra el corazón,
es la gracia divina que expresa la emoción
de saber que he nacido para poder amar.

Y soy esa palabra que revuela en tu mar
gaviota que transita por cielos de ilusión
las letras ya son barcas y las olas canción
escrita sobre el agua donde puedo cantar.

El juego, la acrobacia ¿Son espejos del llanto?
El mar es la sonrisa de esa fuerza que tensa
No sé si son cantares ecos del desencanto
o son palabras hechas para mi autodefensa.

¡Vivir! es la palabra que siempre quiero tanto
la barca que entre espumas, me alegra y recompensa.

 ©Julie Sopetrán

jueves, noviembre 8

LA ALEGRÍA DE LAS PEQUEÑAS COSAS


Hoy es un día más y tantas cosas
me gritan compañía:
el placer de los libros
el aroma de la fruta madura
la luz jugando al tiempo en los colores
las palabras ocultas
floreciendo en los labios
poesía...

No hay soledad posible
cuando sientes que todo
es vivencia celeste que ostenta
mil presencias

Los gorriones me miran
desde las ramas secas de la acacia
hacen su nido a ratos
dialogan el canto y vuelan...
Van y vienen contentos
y se paran y vuelven
celebran la existencia
y es el sol y la sombra entre las ramas
de todos los rumores

Así percibo el gozo
de las pequeñas cosas
que habito y que me habitan
Es la trova del viento
o el soplo de algún verso-mariposa
que me cambia la tarde gris de ausencias
y me repite afable
que todas
todas las cosas cantan
desde siempre.

©Julie Sopetrán



lunes, marzo 21

EL POETA QUE SE FUE A BUSCAR PALABRAS A UN PUEBLO VACÍO



De mi pueblo fui guardando
el recuerdo de las horas
el tiempo de aquellos juegos
que parecían auroras
El placer de los amigos
el dolor de sentir sola
el color de aquellas risas
rubor de niña-amapola
Emigrantes de la sombra
palabras de fuentes puras
las cruces del cementerio
no están en las sepulturas
Las chimeneas no humean
ni cuelgan de los balcones
aquellas colchas de seda
que parecían mantones
cuando en el Corpus pasaba
el Señor por cada puerta...
Cuando íbamos a por agua
dejando la casa abierta.
En las calles empedradas
se apodera la maleza
hierba hiriente son los cardos
adornando la tristeza
Palabras entumecidas
rotas entre muebles viejos
por las paredes oscuras
ya no miran los espejos
Gritos de arañas salvajes
La soledad me requema
y en el dolor de esta nada
me discrimina el poema
Palabra de labradores
que la simiente enterraron
para perder la cosecha
de todo lo que sembraron
Ya no hay gallos que despierten
La luna, torna quimeras
alumbra a un sólo vecino
que trasnocha primaveras
Y ya no brotan los olmos
de Machado en la garganta...
Sin árboles y sin niños
¿Qué poeta es el que canta?
Latido de acento claro
ya sin lápiz ni papel
sobre las calles de barro
el verso deja su piel
Allí encontré un diccionario
entre la pared hundida
Palabras son de mi llanto
sobre resquicios de vida.

©Julie Sopetrán