Alejada del tiempo entre las
plantas
que no tienen reloj ni van
deprisa;
rimé el color y analicé la
brisa
y así perdí las horas, no sé
cuántas.
En esa sensación la emoción
canta
disfruta en soledad lo que
divisa;
es la imagen divina que
improvisa
como un eco invisible en la
garganta.
Planté versos junto al rosal
del viento
percibí mi jardín, emocionada
sintiendo la palabra en
movimiento.
Es el fuego donde me siento
amada
o el amor del ensueño y del
intento
donde le brotan alas a mi azada.
©Julie Sopetrán