Meditaba entre ruinas, desconcierto
Una piedra pequeña entre mi mano;
Sentí los pulsos del sentir humano
Limpié el polvo a mi piel y hallé un desierto.
Con las venas a pecho descubierto
Sin romper los canales de mi arcano;
diseño la emoción en primer plano
y lucho con el barro a cielo abierto.
Y paso a paso las raíces crecen
me convierto en jardín de gema roja
y en mis manos las piedras se parecen
a una insólita flor que en mí se aloja
los dioses de la sangre me la ofrecen
y el dios que mide en vano, la deshoja.
©Julie Sopetrán