Hoy estaban de luto las nubes de mi huerta
sus mantones brillaban igual que terciopelo;
nubarrones pasando cual mujeres en duelo
gimiendo su amargura por mi calle sin puerta.
Hubo un momento sacro que acaparó mi alerta
era una noche tensa sin estrella ni cielo:
se me enredó en el alma la puntilla y el velo
de todo ese misterio que sacude y despierta.
La angustia masticaba los pañuelos del llanto
respiraba el silencio su infinita amargura
y el relámpago al fondo me aliviaba el espanto.
El mundo estaba herido, podrido de basura
luto me cubre un viento que destiñe mi manto...
Llora la primavera sobre tanta locura.
©Julie Sopetrán