El mar había guardado
los peces en las nubes del atardecer
tenía sueño el agua y las algas extendían sus brazos perezosas.
El niño construía castillos
de arena frente a los ojos azules de su padre.
El niño soñaba con
todas las madres que no tenía.
El niño disparaba
lágrimas desde las almenas.
Mataba medusas que
picaban los pies a la costumbre.
El sol abría su boca
rosada entre nubes amarillas
y un arrebato de
nostalgia quebró los cimientos
en la humedad
solitaria.
El padre del niño
conversaba con el perro de Laura
el niño recogió las
palabras de su padre
y las guardó en la Torre del Homenaje
todos esperaban la siguiente ola...
©Julie Sopetrán